Según indicó a EFE, “La marca Azira reivindica los derechos de las mujeres a disponer de su cuerpo, a mostrar o cubrir lo que quieren sin interferencias ni presiones. Que sea la mujer la que decide si quiere cubrir su pelo o no en un momento determinado”.
La religión
Parte de las ventas de la belga Aziz están dirigidas al público musulmán, y se define además de como diseñadora, como una activista. Es capaz de llevar su arte de la moda a otras áreas y convertirla en una herramienta de expresión, de reinvindicación, y por qué no, de ayuda hacia millones de mujeres que sufren las presiones de un mundo que las oprime a diario.Próximamente presentará su nueva colección, basada en el teatro marroquí. Define sus prendas como “ropa ética”, y cuenta que durante una etapa de su vida, que tanto la marcó, decidió llevar consigo un pañuelo, lo que la condujo a vivir en carne propia la exclusión social. Para acompañar este concepto, las tiendas de Aziz son acompañadas con música, lecturas, actuaciones y recitales que hacen de la marca una identidad de libertad, de arte y de cultura, mucho más allá de la moda.
Su militancia la hace desde todas las áreas en las que puede: también en sus fábricas -ubicadas en Marruecos y en Bruselas- limitó las jornadas laborales y los sueldos de sus empleados son notoriamente altos a los que se pagan en dichas tierras.
Tal como podemos ver en las imágenes, la campaña de Rachida Aziz muestra mujeres libres, con ropa deportiva, suelta, cueros y mucho más. Activismo desde las prendas, para salir a la calle con seguridad y con la libertad de ser sí mismas

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